La primera impresion de Udaipur fue bastante buena aunque
seguiamos enamoradas de Jodhpur y sus tejados y sus ninos volando cometas. La Venecia oriental nos parecio una
ciudad muy senorial, con grandes almacenes, cines y tiendas de grandes marcas a
las afueras, algo mas recogida y coqueta en la parte vieja. Nuestro hostel en esta ocasion estaba regentado por una mujer,
Monika, y su agradable ( o eso creiamos...) familia. Nada mas salir del hostel tras toparnos con un grupito de burritos, alguna vaca y un simpatico vendedor con un parecido increible a Danny DeVito ( al que le pedi antes de marcharnos una foto), conocimos a Babu.
Este entranable vendedor de diarios de piel nos ofrecio te, mientras
nos mostraba con sumo cuidado cada diario y su historia. Estabamos en el
paraiso y nos hubieramos llevado toda la tienda, como habreis adivinado no nos fuimos con las manos vacias...Le comentamos que podiamos visitar por Udaipur, a parte de
aquellas tipicas cosas de guiri que si salen en la guia, nos recomendo el Bapu
Bazar. Despues de un largo peregrinaje por las calles de Udaipur llegamos al sitio
indicado y nos parecio un mercadillo mas, lleno de pulseras horteras y
productos para el hogar...Antes de llegar nos indignamos al comprobar como
explotaban a una ninita gitana haciendo que trabajara de equilibrista por unas
miseras rupias. La mala leche por la explotacion infantil generalizada y por el
asfixiante calor no impidio que disfrutaramos de la ciudad de la plata.
Un tuk tuk nos llevo hacia el centro desde donde cogimos el
coche de san Fernando durante un largo rato mas. Nos sigue sorprendiendo que en
un negocio teoricamente prospero cinco o seis personas te atiendan tumbadas en
el suelo, al parecer durante todo el dia esperan que Ganesha les bendiga con un turista al que timar, lo
fuerte es que lo consiguen y sin demasiado esfuerzo adquieren la anheladas rupias de los blanquitos sin levantarse del suelo, this is India my friend!
Comimos hacia las 16h de la tarde en un restaurante
que ofrecia un amplio menu continental y pedimos arroz chino puesto que las
samosas del dia del autocar no sentaron demasiado bien a nuestros estomagos
occidentales. El arroz correcto, el hijo del dueno un pesado insoportable que trato de aleccionarnos sobre la vestimenta regional y sus multiples posibilidades frente a nuestra descocada ropa europea...
La tarde pasa tranquila, con paseos y consumismo compulsivo
incluidos y un agotador regateo por cada rupia que nos deja exhaustas. Acabamos cenando en un adorable restaurante muy parisino ( el lotus restaurant).
Al dia siguiente hicimos una visita primero al City palace, un complejo palaciego similar a todos los que ya habiamos visto, majestuoso y poco cuidado donde aprovechamos para hacer el cafre con el mando de la camara. Despues visitamos un templo hinduista y nos parecio increible su ceremonia, ademas era un dia festivo en la ciudad ( el dia de los hermanos) y el espectaculo fue todavia mas autentico y especial. Disfrutamos del gentio que lanzaba flores, de los canticos, de los colores, del tercer ojo en la frente... Todo aqui tiene una dimension increible y hasta lo mas pequeno nos fascina.
Que be ,tornar a lleguir les vostres aventures
ResponderEliminarIndies !!
Ni els apagons ,ni els Monzons podran amb vosaltres
Anims !!!